Nos comprometimos con la lucha de las mujeres por una vida libre de violencia y cero tolerancia a la impunidad, elaboramos el mapa del feminicidio con la finalidad no sólo de contar con un registro propio, sino de conocer las diferentes problemáticas que conducen a estos derroteros; principalmente acercarnos a las víctimas y junto con ellas armar estrategias de incidencia, prestar nuestro apoyo solidario a quienes así lo requieran,
estrechar la mano de quienes sufren estas desgracias a pesar de la pandemia, es más que un saludo.
Pero, la realidad nos aplasta ya no sabemos cómo más reaccionar, no hay día en que no encontremos titulares de prensa que muestran tragedias humanas(1) que se dan bajo el amparo de 4 paredes llamadas “hogar”. Largas listas de víctimas del machismo crecen y crecen y ya bordean el centenar, son las víctimas fatales que vienen a engrosar las estadísticas de la vergüenza, 98 víctimas ya no están más con nosotras (Fiscalía Gral. 2021), donde el Departamento de La Paz encabeza las listas desde hace cinco años, ante la paciencia de las autoridades municipales que no asumen su labor de dar protección al 50% de la población, las mujeres (Datos del Observatorio Exigibilidad).
Hay frases que quedan sonando en el éter(2) y el llanto de los huérfanas/os juntas/os sería un alarido que estremecería las estructuras de esta sociedad patriarcal (solo en este año son más de 105 niñas/os) (Obs. Exig. 2021), son las nuevas víctimas que quedan en total desamparo. El Estado no tiene ninguna política, ni registro.
“Puede ser tu hija, puede ser tu hermana,
No queremos ser, la próxima mañana” (…)
“No queremos ser la próxima mañana”… frase que exige trabajar en la prevención. Hasta ahora le hemos puesto todo nuestro esfuerzo a la búsqueda de justicia que significa trabajar en los efectos, hay que evitar que haya más víctimas fatales, hay que prevenir que más jovencitas sean víctimas de trata y tráfico, que más “wawitas” sean violadas y embarazadas.